LA EDUCACION EN MEXICO

La educación en nuestro país vive dos realidades, la pública y la privada.  Por pública, nos referimos a la educación que por default ofrece el gobierno, rodeada de toda la burocracia institucional, aulas e instalaciones regulares, grupos saturados y maestros preocupados por su salario y no por su desempeño ante el grupo y planificación de clases. En este lado de la moneda, la educación es víctima de los docentes, la apatía de los padres de familia y los intereses de las autoridades educativas.

En cuanto a la educación privada, el panorama no es mejor. Contrario a lo que se pudiera pensar, sobre la calidad que reciben nuestros hijos en un aula privada, estas instituciones se mantienen más por lo que ofrecen que por lo que realmente hacen. Buscando siempre llenar grupos, reducir las tareas o ejercicios de mecanización y ni hablar de la reflexión o tareas de investigación. La educación privada se ve supeditada a lo que los padres de familia necesitan, quieren y demandan, aquí sólo importan las horas que el niño pasará en la escuela más que la calidad y la preparación que se le pueda ofrecer. 

En ambos casos es de todos conocido las dificultades con que tropieza la educación, en sus distintos niveles, ya que gran parte de los profesores prefieren un método histórico y tradicional a utilizar un nuevo paradigma, un nuevo modelo que propicie la reflexión crítica del alumno, su genuina participación pero principalmente un real aprendizaje que genere en su momento un mejor nivel de vida del mismo. 

Hablar de la educación en México, ya sea en un primer nivel o en el nivel universitario es como tratar de ordenar las piezas de un gran rompecabezas en donde algunas piezas realmente no existen. Es cierto que aun existen maestros con verdaderas ganas de trabajar en beneficio de su país y con ese sentimiento de dar más de lo que se les pide, sin embargo muchos de ellos terminan siendo arrastrados por los sindicatos o por la conveniencia de los directivos y padres de familia.

La educación en México, debe aspirar a la calidad, no referirse a una moda o a un objetivo pasajero. Debe ser inclusiva y permitir que padres, maestros, alumnos y autoridades trabajen en busca de una calidad educativa que trascienda a una calidad como forma de vida.